📊 ¿Sabías que...?
Cerca del 80% de las mujeres en etapa menopáusica experimentan sofocos.
Este síntoma tan común puede variar en intensidad y duración, pero existen formas de aliviarlo y entenderlo desde el autocuidado.
Los sofocos
Los sofocos son uno de los síntomas más comunes (y molestos) de la menopausia. Esa sensación repentina de calor en el rostro, el cuello o el pecho —a menudo acompañada de sudoración y enrojecimiento— puede aparecer en cualquier momento del día o interrumpir tu descanso por la noche.
Su origen está en la disminución natural de estrógenos durante esta etapa, lo que altera el funcionamiento del hipotálamo, el centro que regula la temperatura corporal. Como resultado, el cuerpo reacciona de forma exagerada ante pequeños cambios térmicos, provocando estos episodios de calor tan característicos.
📊 ¿Sabías que...?
Cerca del 80% de las mujeres en etapa menopáusica experimentan sofocos.
Este síntoma tan común puede variar en intensidad y duración, pero existen formas de aliviarlo y entenderlo desde el autocuidado.
Alimentos picantes, bebidas con cafeína o alcohol, y comidas ricas en grasas y azúcares pueden intensificar los sofocos. Llevar un diario de hábitos puede ayudarte a detectar patrones y reducir su frecuencia.
Si no tienes ninguna restricción médica, Ingredientes como la soja, las semillas de lino o el trébol rojo contienen compuestos naturales similares al estrógeno, que pueden ayudar a disminuir la intensidad de los sofocos.
La respiración profunda, el yoga o la meditación pueden ayudarte a manejar el estrés, un factor que también influye en la aparición de los sofocos. Dedicarte unos minutos al día puede marcar la diferencia.
El sobrepeso puede agravar los sofocos. Mantener un estilo de vida activo y una alimentación balanceada es una forma amable de cuidar tu salud hormonal.
Opta por ropa ligera, en capas, y de materiales transpirables. Esto te permitirá adaptarte mejor a los cambios repentinos de temperatura.
¿Cuándo consultar a un especialista?
Cada cuerpo es distinto, y cada experiencia de la menopausia también. Si los sofocos están afectando tu descanso, tu ánimo o tu calidad de vida, no estás sola. Hablar con una profesional de salud femenina puede abrirte nuevas opciones de tratamiento y acompañamiento.